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A
lo largo del mes las casas se hunden unos centímetros,
cansadas ya de sostener el peso de las cocinas económicas.
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Hay un
acopio de leña y de hongos que parasitan las
fallas antiguas de la madera. Los pájaros levantan
el edificio de la tradición.
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Parlotean
como viejos sargentos dando órdenes para que el verde
erotismo trabaje sin exceder la inteligencia de las anguilas.
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Reaparecen
las fogatas, la precencia de Haroldo Conti y el humo liberado
por el tránsito de tijeretas que abren sus colas
con mayor convicción. |
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El trabajo violento y de zozobra de la comadreja es estudiado
con fines sonoros para escribir o leer a primera vista
sones y estribillos adheridos a los muelles después de
una bajante. Viejas semillas del guaraní hacen
dulce con los postigos. |
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Las casas son pintadas a la mañana y despintadas a la
noche por los insectos removedores de esmaltes. La madera
se torna quebradiza y detrás de ella viven bichos ruidosos
haciendo su anónimo trabajo.
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Voz: Javier
Cofreces |